lunes, 24 de agosto de 2015

El valor intangible del patrimonio

The heritage begins in its intangible value.

El Patrimonio es lo más tangiblemente subjetivo que poseemos en nuestra memoria histórica y, en consecuencia, en nuestra identidad ¾individual y colectiva¾. La subjetividad de reconocer en un objeto algo interesante para un todo (social y colectivo) es la maravillosa esencia que porta el ser humano para permanecer en el tiempo.

En esta breve relatoría de pensamientos se perfilan la ideas de la importancia no ya solo de conservar, recuperar e investigar el patrimonio inmaterial, sino también; sino de dejar constancia de la importancia del valor intangible que desprende todo recurso patrimonial material.

I. CONSTRUYENDO LO EFÍMERO

El concepto de Patrimonio ha evolucionado significativamente durante el siglo XX pero, ha evolucionado fundamentalmente a partir de los años sesenta y setenta del mismo siglo. Si concretamos más podemos apuntar a Seminario Regional de la UNESCO sobre la Función Educativa de los Museos celebrada en Río de Janeiro en 1957 y a la Mesa Redonda celebrada Santiago de Chile de 1972. Ésta última además coincidía con la Convención sobre la protección del patrimonio mundial cultural y natural en París, 1972. El concepto de patrimonio adquiría un sentido de utilidad social, como herramienta de identificación de las comunidades y como elemento imprescindible para el desarrollo de las mismas.

En esencia, podemos resumir que hemos saltado de un concepto de Patrimonio centralizado en el monumento como marca pretérita de nuestro pasado, a un concepto holístico donde la importancia no se encuentra tanto en el valor histórico y/o estético de dicho bien sino en su valor documental y evocador.

Según la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial perteneciente a la UNESCO el Patrimonio Cultural Inmaterial es el crisol de nuestra diversidad cultural y su conservación, una garantía de creatividad permanente[1]. Para esta mismo Convención este patrimonio inmaterial se manifiesta en los siguientes ámbitos.

·      Tradiciones y expresiones orales
·      Artes del espectáculo
·      Usos sociales, rituales y actos festivos
·      Conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo
·      Técnicas artesanales tradicionales

Esto usos, estas artes, estas tradiciones orales necesitan de una conservación, una recuperación (e investigación) y de una gestión. Las preguntas claves que debemos hacernos para este patrimonio están en cómo descubrir cuál es el patrimonio inmaterial relevante y con “derecho” a ser conservado.  Consideramos que esta decisión, asimilando que la inmaterialidad del patrimonio es dada por la visión que de él tiene quienes compartieron a o largo de la historia el paso del tiempo, tiene y debe partir de un consenso democrático en el que tengan cabida las voces y los votos de los individuos partícipes de esas tradiciones, los poderes gubernamentales y los movimientos colectivos y asociativos. Ellos, sus diálogos, son los que pueden sacar el mayor rendimiento a un patrimonio intangible.

¿Y para qué sirve este esfuerzo parlamentario? Como afirma el filósofo Bernard Deloche el hombre sin identidad, alienado o amnésico, es una suerte de “viajero sin equipaje”, transparente y desarraigado. No debemos olvidar que nuestra identidad como colectivo lo forma nuestra historia. Y nuestra historia la forma forman los documentos. El patrimonio es uno de los documentos tangibles más valiosos que poseemos: permanece en el tiempo para las generaciones futuras. El valor documental, emocional y pragmático de ese patrimonio material lo pone la inmaterialidad del mismo. El poder evocador que de él desprende. De aquí que siempre cualquier artefacto del pasado es merecedor de atención.

El patrimonio inmaterial, efímero en su acepción pragmática es y será siempre el alma del patrimonio material. Esto no lleva a la idea de tener que preocuparnos por estudiar esa intangibilidad e inmaterialidad casi antes de preocuparnos por la recuperación de un bien cultural


II. ¿PATRIMONIO MATERIAL O VALORES INTANGIBLES?

Al entender la cultura como lo subjetivo, como aquello que envuelve, identifica y transciende las realizaciones humanas, individuales o colectivas, nos permite deducir la intima relación entre el objeto y el sujeto que lo realiza, entre patrimonio y cultura, entre lo material y lo inmaterial, lo tangible y lo intangible. De todo ello puede deducirse que el fruto de una cultura, de un pueblo, es lo que llamamos patrimonio cultural, que es el testimonio fehaciente de una manera de hacer y de comportarse, individual o colectivamente y la seña de identidad propia de la sociedad en la que se realiza[2].

Como hemos podido comprobar la UNESCO nos habla del patrimonio inmaterial como un patrimonio que vive, que carece de tangibilidad como para ser guardado  como se haría con un bien mueble. La Real Academia de la Lengua Española define lo “intangible” como algo que no debe o no puede tocarse, y lo “inmaterial” como o no material. No existe una distinción sustancial entre utilizar intangible e inmaterial. En cambio en el ambiente anglosajón se utiliza el término “intangible” y en el francófono “immatériel”.

Esto supone una asimilización del paralelismo que existe entre intangible e inmaterial. También supone que no está tratado desde el nivel institucional supraestatal la diferencia y la necesidad de diferenciar, si es que así existe, entre lo inmaterial y lo intangible o valor intangible, en ambos casos, del Patrimonio.

Por otro lado el valor inmaterial del patrimonio parece ser que si que está institucionalizado y definido en los términos que lo hacia la UNESCO. En cambio y como he querido ir pincelado en líneas anteriores existe una intangibilidad o valor intangible del patrimonio que se debe tener muy en cuenta en la recuperación y estudio de la patrimonio cultural y no tratar únicamente como una característica del ese patrimonio tangible.

El valor intangible es aquel que posee una carga humana subjetiva traducida en sentimientos, emociones, sensaciones, sensibilidades, ideologías o evocaciones y que supone, en esencia, la razón de ser del patrimonio material.

Me gustaría poner como ejemplo el Patrimonio de la Guerra Civil Española. En la actualidad se está comenzando a trabajar para recuperar e investigar el patrimonio material que nos legó la contienda bélica que separo España en dos bandos. Hablamos de una memoria histórica reciente y por tanto, con una carga simbólica muy presente en la sociedad actual, puesto que aún existen ciudadanos que vivieron la propia guerra en primera persona y sus consecuencias muy de cerca.

En zonas territoriales extensas del territorio español se dieron cita numeroso acontecimientos bélicos que modificaron la visión física y simbólica del mismo. Uno de esos acontecimientos ocurrió en las inmediaciones del río Jarama en Madrid se produjo una de las batallas más emblemáticas y cruentas de la guerra. Allí quedó instalado el un frente entre los dos bandos desde marzo de 1937 hasta el final de la guerra en 1939. Estas posiciones han dejado un rico patrimonio a lo largo de todo un territorio que abarca varias localidades de la región de Madrid.

Un patrimonio que en esencia, no deja de ser ¾fríamente hablando¾ arena escavada y removida para la construcción de trincheras, fortines, letrinas, chabolas, etc., u hormigón y metales para los mismos fines. Pero es, no obstante, un patrimonio que supone la constancia viva de una memoria histórica que está aún latente en la sociedad y que debe ser rescatado y recuperado para su asimilación a la identidad cultural y social de toda la población. Y es la propia sociedad, los vivientes y supervivientes de ese patrimonio y la intranquilidad de quienes vieron en él un documento histórico merecedor de atención, quienes les aportan ese valor intangible, simbólico y subjetivo, a un patrimonio inmaterial como se hace igualmente a una catedral o una ruta histórica.

Así podemos argüir que el valor intangible del patrimonio otorga un poder simbólico al patrimonio material reconocido por sus habitantes y pertenecientes a él. Supone, igualmente que le dota de un halo evocador capaz de generar sentimientos a nivel individual y colectivo. Desde este punto de vista subjetivo, podemos considerar como valor intangible del patrimonio aquel que responde a los factores no racionales de la naturaleza humana: sentimientos, emociones, sensaciones, sensibilidades, evocaciones... así como, a su inteligencia. Es un valor subyacente entre las formas constructivas y espaciales y constituye la esencia y el carácter del elemento patrimonial: su alma[3].

Ese poder evocador favorece el interés por dicho artefacto cultural mostrándolo a los especialistas como un documento de merecida atención para su estudio. Un documento que genera y potencia, tras su conocimiento y correcta interpretación, la identificación por parte de la sociedad, inculcándose en sus modos de vida, arte,  costumbres y en las propias relaciones entre los que con él conviven como con los foráneos.



III. CONCLUSIONES

Con demasiada frecuencia. en las visiones conservadoras o nostálgicas del patrimonio intangible se considera a éste como un elemento estático y meramente histórico. Su principal preocupación radica en la determinación de la «autenticidad". A diferencia de la cultura monumental. el patrimonio intangible suele ser dinámico y evoluciona de manera constante debido a su estrecha relación con las prácticas propias de la vida de las comunidades.
Si se trata de que este tipo de patrimonio siga constituyendo una parte viva de las comunidades. debe desempeñar en ellas un papel social. político. económico y cultural significativo (Airakawa Noriko).

La UNESCO entiende que este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana[4].

En 2004 en la Convención para la protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, celebrada en Nadar (Japón), en su punto octavo, se consideraba el patrimonio inmaterial de la siguiente forma:

Considérant en outre que le patrimoine culturel immatériel est recréé en permanence, le terme authenticité tel qu’il est appliqué au patrimoine culturel matériel n’est pas approprié quand il s’agit d’identifier et de sauvegarder le patrimoine culturel immatériel[5]

Y en el punto diez esta misma declaración dice:

considérant en outre qu’il existe d’innombrables exemples de patrimoine culturel immatériel dont l’existence ou l’expression ne dépend pas de lieux ou d’objets spécifiques, et que les valeurs associées aux monuments et sites ne sont pas considérées comme un patrimoine culturel immatériel au sens de la Convention de 2003 quand ceux-ci appartiennent au passé, et non au patrimoine vivant des communautés actuelles[6].

Estas afirmaciones supone que un patrimonio inmaterial para ser considerado como tal debe estar en vigencia, activo y vivo, presente por la comunidad que lo habita. El valor simbólico es lo que en términos culturales podríamos denominar el patrimonio inmaterial que subyace de todo artefacto, o bien, material creado por la mano del hombre.

Así, el valor intangible del patrimonio porta consigo razones que hacen necesario su conservación: entres ellas desataca la capacidad de interrelación personal con el entorno y la cohesión social que desprende. Permite conocer la razón de ser (su esencia) de cualquier recurso patrimonial. Por medio del reconocimiento del valor intangible de un recuso del patrimonio material es posible trasmitir valores, actitudes. Y, fundamental, mueve o remueve la conciencia humana para apreciar, comunicar y redescubrir continuamente el sentido holístico del patrimonio cultural y natural.


Óscar Navajas Corral
Phd. MUseología

Artículo aparecido en el nº 17 del Boletín Gestión Cultural, 2008. ISSN: 1697-073X



REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

AIKAWA, N. Patrimonio Cultural Intangible: nuevos planteamientos respecto a su salvaguardia.
http://www.crim.unam.mx/cultura/informe/informe%20mund2/PATRIMONIO.htm. Noriko Aikawa es director del Departamento de Patrimonio Intangible de la UNESCO.

BALLART, Joseph (2002). El patrimonio histórico y Arqueológico: valor y uso. Editorial Ariel Patrimonio, Barcelona

CASSIRER, E. (1971) Filosofía de las formas simbólicas (3. Vols). México: Fondo de cultura económica.

DECAROLIS, N (2002) El valor del Patrimonio. Entre lo tangible y lo intangible. Presidente de ICOFOM-LAM. La Plata, 8 de noviembre de 2002.
HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, Francisca (2002). El patrimonio cultural: la memoria recuperada. Ediciones Trea, Gijón.

LLULL PEÑALBA, J. (2005) Evolución del concepto y de la significación social del patrimonio cultural. Escuela Universitaria "Cardenal Cisneros". Universidad de Alcalá. Arte, Individuo y Sociedad. 2005, vol. 17 175-204

UNESCO. Convention concernant a la protection du patrimoine mondial, culturel et naturel. Comite du Patrimoine Mondial. Septième session extraordinaire. Paris, Siège de l’UNESCO, salle II. P 5. 6 – 11 décembre 2004. Nara, Japon, Conférence internationale « La sauvegarde du patrimoine culturel matériel et immatériel: vers une approche intégrée », 20-23 octobre 2004.

UNESCO. Convención para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial. París, 17 de octubre de 2003

VAQUER CABALLERIA, M. (2005) La protección del Patrimonio Cultural Inmaterial. Museos.es: Revista de la Subdirección General de Museos Estatales, ISSN 1698-1065, Nº 1.

VARINE, Hugues de (1987): L’Initiative Communautaire. Recherche et expérimentation. Collection museologia. M.N.E.S.



[1] La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en la Convención para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial celebrada en París en 2003, definía el Patrimonio inmaterial con las siguientes palabras: Se entiende por patrimonio cultural inmaterial los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana. A los efectos de la presente Convención, se tendrá en cuenta únicamente el patrimonio cultural inmaterial que sea compatible con los instrumentos internacionales de derechos humanos existentes y con los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible.
[2] MANUEL, Pere de. (vicepresidente de ICOMOS-España) Los valores intangibles del Patrimonio, el Patrimonio Intangible.  (SILBOARTE 2006, Seminario sobre Itinerarios Artísticos del Patrimonio Cultural en la Macaronesia)

[3] DECAROLIS, Nelly (2002). El valor del patrimonio: entre lo tangible y lo intangible. Presidente ICOFOM LAM - Vicepresidente ICOFOM

[4] UNESCO. Convención para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial. París, 17 de octubre de 2003
[5] UNESCO. Convention concernant a la protection du patrimoine mondial, culturel et naturel. Comite du Patrimoine Mondial. Septième session extraordinaire. Paris, Siège de l’UNESCO, salle II. P 5. 6 – 11 décembre 2004. Nara, Japon, Conférence internationale « La sauvegarde du patrimoine culturel matériel et immatériel: vers une approche intégrée », 20-23 octobre 2004.
[6] UNESCO. Convention concernant a la protection du patrimoine mondial, culturel et naturel. Comite du Patrimoine Mondial. Septième session extraordinaire. Paris, Siège de l’UNESCO, salle II. P 5. 6 – 11 décembre 2004. Nara, Japon, Conférence internationale « La sauvegarde du patrimoine culturel matériel et immatériel: vers une approche intégrée », 20-23 octobre 2004.

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