domingo, 4 de septiembre de 2011

Tarifas de Museos

Hasta hoy 4 de septiembre los visitantes del Museo del Prado podían optar entre visitar la colección permanente del museo por un precio de 7 euros o visitar el museo entero, incluyendo las exposiciones temporales, por 10 euros. A partir de ahora la entrada al museo será única, exposición permanente y temporales, por un precio de 10 euros. Aunque se estima que algunas exposiciones temporales pueden encarecer el precio hasta los 11 o 12 euros.


La medida parece estar motivada, según representantes del museo, por la “amplia oferta” que posee el museo desde su ampliación “lo que ha obligado al público a elegir el objeto de su visita de forma previa a su entrada en el Museo, y a no disfrutar de todas las posibilidades de su recorrido en el interior del mismo, ante la posible inadecuación del tipo de entrada seleccionada, ocasionando posibles molestias al visitante, y no optimizando la actividad generada por la institución”. Esta nueva política intenta satisfacer el Plan de Actuación del museo para el periodo 2009-2012 cuyo objetivo es '”incentivar la visita al Museo, facilitar a los diferentes tipos de visitantes su acceso, y alcanzar una plena satisfacción cultural y educativa de la experiencia de la obra de arte en el Prado”.


Los precios de las entradas a los museos siempre han sido un tema de debate en los círculos académicos y sociales. Un debate de difícil solución. En términos generales parece asumido socialmente que tenemos que pagar algo, en los términos en los que personalmente consideremos hacia donde se debe dirigir nuestra aportación (para la conservación, educación, etc.), por entrar en una institución museal. No obstante, Los museos, de las dimensiones y de la importancia como el Prado, deberían pensar en otras variables a la hora de intentar dar un acceso completo a la institución con el cambio y/o aumento de las tarifas para entrar en sus sedes.


Un mero paseo por las salas del museo, sin detenernos en ninguna obra, bien nos puede llevar una hora de caminar. Si nos detenemos en contemplar las obras el tiempo se alarga. Si le añadimos que muchos de los visitantes de este museo concretamente son foráneos y, por tanto, la fatiga de las jornadas turísticas se acumula y, al mismo tiempo, carecen de el tiempo suficiente como para visitar todo el museo; el objetivo de dar la mayor difusión social a las exposiciones del museo del Plan de Actuación se va a cumplir en lo cuantitativo, cifras, pero no en lo cualitativo, la calidad educativa y comunicativa de la visita.


El Museo del Prado, o los museos similares a él, —ya que esto mismo le pasa al Reina Sofía o al Pompidou de París por nombrar alguno—, deben seguir fomentando, como lo han estado haciendo en alguna medida, la pre-visita pero ahora con más esfuerzos gracias a la nueva sociedad tecnológica. El conocimiento de lo que se quiere visitar, de lo que se desea conocer, de las emociones, conocimientos o sensaciones que el visitante quiere llevarse de su visita, así como del tiempo estimado que quiere o puede estar dentro de la institución. Para esto el precio de entrada al museo no puede ser homogéneo, debe ser aún más especializado. La homogeneidad solo consigue un visitante ansioso por verlo todo y saturado a los treinta minutos de su acceso mirando el mapa y resoplando de lo que aún le queda por ver.


Por


Óscar Navajas Corral


Prof. Nebrija Universidad


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